The truth behind being a beauty queen (1/2)

Photo by Yael Duval 

When I look back on my involvement in beauty pageants and my experience participating in Miss Dominican Republic 2012, there’s no doubt pageants aren't what they used to be. What it means to be a beauty queen and the responsibilities the tittle comes with have changed. 

In my childhood I thought I had a clear idea about what it meant to participate in a beauty contest. I saw the Miss Universe contestants as wonder women: confident in their skin without any fear of being themselves, celebrating diversity rather than rejecting it; women who did not feel obliged to be molded into a stereotype, leaders in their societies, representatives of their cultures and defenders of their beliefs; women who echoed the problems faced by their countries, not with the desire to expose and criticize but rather to encourage solutions to make the world a better place for all, less antagonist, more unbiased, and just. 

For a shy girl with low self esteem who was harassed at school, this vision of the Miss Universe contestants was inspiring. I was also inspired by Miss Dominican Republic’s character. 

When I was little, being Miss Dominican Republic was in many ways similar to being an ambassador of the country. In fact, Miss Dominican Republic received a diplomatic passport. She represented the voice of young people in Dominican Congress during her reign, always seeking recognition of their rights and highlighting their needs. Miss Dominican Republic was, therefore, a highly respected position; annually occupied by a woman of strong values, intelligence, friendliness and proud to be Dominican. Certainly a woman of great physical beauty but above all, a woman of exceptional inner beauty. To my understanding this last characteristic was the most significant quality. 

I'm not sure when beauty pageants began to get perverted; or what forces or circumstances led to the changes. I am just sure things have changed a lot. During my participation in Miss Dominican Republic I was surprised to find out behind the scenes how much influence politics and interests have. I clearly witnessed that Miss Dominican Republic had lost credibility. It wasn't the institution that I had imagined and admired as a child. 

Despite the disappointment, I stayed in the contest with the hope of making my participation a worthwhile experience. My Dad, who died just before the the contest, had motivated me to participate. He thought participating would benefit me because I was pursuing an acting career, and I wanted to make him proud. Therefore, my goal became to compete with honesty, simplicity and dignity. Also I felt this was a good opportunity to show Dominican girls with dreams like mine that it is possible to respect our values as we pursue our dreams and there is merit to perseverance before adversity. It was with these, we could call dreams and hopes, that I decided to participate. 

Finishing first runner-up was a big satisfaction for me. This result represents a great victory and even a surprise. I never expected to get this far without the help of any sponsors. But the determined and persistent work joined by the selfless support of a group of very talented people blossomed into this excellent result. I used my entire savings to cover my expenses. Jusef Sanchez became my adviser, thanks to the support from the manager of The Price Models Miguel Alejandro. The gowns were donated by Leonel Lirio, one of the most renowned designers of the Dominican Republic. My college buddy Alondra Angeles was the photographer who took all my official photos. My training as a contestant (catwalk, speech and on stage performance) was made possible by the team Bellaldama. Certainly I was highly blessed with the support of a group of good friends and people of many talents and experience. With each I have a debt of eternal gratitude. Without their collective support, the contest would have been almost impossible for me. 

In the end, as with every challenge in life, when we reflect back, the support and love of family is always primary. In my case this is the great truth. The unconditional support of my mother was a constant source of good energy and security. I knew that I could rest my head on her shoulders and that her ears were open to listen at any time of day. In difficult times, the memory of my father offered me peace. In my heart I felt that he cared for me from above. My gratitude to both is infinite. 

My victory as runner up was suddenly cut short, and changed into a mixture of emotions that I still have difficulty defining, when unexpected and painful events resulted in me crowned Miss Dominican Republic 2012. All hope to fill this position had ended for me at the end of the contest; my vision was set to serve my country with honor and gratitude as first finalist while meanwhile pursuing an acting career. But this surprise not only represented an unexpected change in my plans, it also opened my eyes to another dimension about beauty pageants; I definitely confirmed that the view of the forest is very different from a distance. 

I will elaborate on my experience as Miss Dominican Republic 2012 in Part II of this article. 

La verdad oculta detrás ser una Reina de Belleza (1/2)

Photo by Yael Duval 

Cuando reflexiono sobre mi participación en concursos de belleza y la experiencia en Miss República Dominicana 2012, no me quedan dudas que los concursos actuales no son lo que una vez fueron. El significado de reina de belleza y las responsabilidades que vienen con el título han cambiado.

En mi infancia creía tener una idea clara sobre lo que implicaba participar en un concurso de belleza. Veía las participantes del concurso Miss Universo como mujeres maravillas: confiadas en su piel, sin miedo de mostrarse tal cual eran, quienes celebraban las diversidades en vez de rechazarlas; mujeres que no se sentían obligadas a moldearse a un estereotipo, líderes en sus sociedades, representantes de sus culturas y defensoras de sus creencias; mujeres que hacían eco de los problemas enfrentados por sus países, no con deseos de criticar y exponer pero para motivar soluciones que conllevasen a hacer del mundo un mejor lugar para todos, menos antagonista, más ecuánime y más justo.

Para una niña tímida, con baja autoestima y para colmo acosada en el colegio esta visión de las concursantes en Miss Universo era inspiradora. Como también me inspiraba el carácter de Miss República Dominicana.

Cuando era pequeña, ser Miss República Dominicana era en algunas formas semejante a ser embajador del país. De hecho, Miss República Dominicana recibía un pasaporte diplomático.  Ella representaba la voz de los jóvenes frente al Congreso Dominicano durante su reinado, buscando siempre el reconocimiento de sus derechos y poniendo en relieve sus necesidades. Miss República Dominicana era, por tanto, una posición muy respetada; ocupada anualmente por una mujer de fuertes valores, inteligente, amable y orgullosa de ser dominicana. Ciertamente una mujer de gran belleza física pero sobre todo, una mujer de gran belleza interior. Esto último era lo más relevante a mí entender.

No estoy segura cuándo los concursos de bellezas empezaron a pervertirse; tampoco de las fuerzas o circunstancias que dieron origen a los cambios. Si estoy segura que las cosas han cambiado mucho. Durante mi participación en el concurso de Miss República Dominicana me sorprendió descubrir el gran poder que ejercen los intereses y políticas que se mueven detrás del telón. Pude presenciar claramente que Miss República Dominicana había perdido credibilidad. No era la institución que yo había imaginado y admirado de pequeña. 

A pesar de la desilusión,  permanecí en el concurso con la esperanza de convertir mi participación en una muy buena experiencia. Mi Papá, quien falleció justo antes de iniciarse el concurso, me había motivado a participar. El creía que sería de beneficio para mí porque perseguía una carrera como actriz y yo deseaba hacerle sentir orgulloso.  Por tanto, mi meta se convirtió en competir con honradez, sencillez y dignidad. Sentí, además, que ésta era una buena oportunidad para mostrarles a niñas dominicanas con sueños como los míos que es posible respetar nuestros valores mientras perseguimos nuestros sueños y que hay mérito en perseverar ante las adversidades. Fue con estas, podríamos llamar ilusiones y esperanzas, que participé. 

Terminar primera finalista fue de gran satisfacción para mí.  Este resultado representó una gran victoria y hasta una gran sorpresa. Jamás esperé llegar tan lejos sin la ayuda de ningún patrocinador. Pero el trabajo determinado y persistente unido al apoyo desinteresado de un grupo de personas con mucho talento, rindieron excelentes frutos. Usé todos mis ahorros para cubrir mis gastos. Jusef Sánchez se convirtió en mi asesor, gracias al apoyo del manager de The Price Models Miguel Alejandro. Los vestidos de gala fueron donados por Leonel Lirio, uno de los diseñadores más reconocidos de la República Dominicana. Mi compañera de la universidad Alondra Ángeles fue la fotógrafa que tomó todas mis fotos oficiales. Mi formación de concursante (pasarela, oratoria y las prácticas de desenvolvimiento escénico) la realizo el equipo de Bellaldama. Sin duda fui altamente bendecida con el apoyo de un grupo de buenos amigos y personas de gran talento y experiencia. Con cada uno tengo una deuda de agradecimiento eterna. Sin su apoyo colectivo, participar en el concurso hubiese sido prácticamente imposible.

Al final, como en todo desafío en la vida, cuando reflexionamos, el apoyo y amor de la familia es siempre el principal. En mi caso esta es la gran verdad. El apoyo sin condiciones y siempre seguro de mi Madre fue una fuente constante de energía y seguridad. Sabía que en sus hombros podía descansar y que sus oídos estaban abiertos para escucharme a cualquier hora del día. En los momentos difíciles, el recuerdo de mi papá me brindaba tranquilidad.  En mi corazón sentía que él me cuidaba desde arriba. Mi agradecimiento para ambos es por tanto infinito. 

La celebración de terminar primera finalista cambió repentinamente a una mezcla de emociones, que todavía tengo dificultad definiendo, cuando acontecimientos totalmente inesperados y penosos dieron como resultado que fuera coronada Miss República Dominicana 2012. Toda esperanza de ocupar este puesto terminó para mí al finalizar el concurso; mi visión se había fijado en servir a mi país con honor y agradecimiento como primera finalista y perseguir una carrera como actriz. Pero esta sorpresa no solo representó un cambio inesperado en mis planes, también abrió mis ojos en otra dimensión acerca de los reinados de belleza; pude sin duda comprobar que la vista de la foresta es muy diferente desde la distancia.  

Profundizaré sobre mi experiencia como Miss República Dominicana 2012 en la Parte II de este artículo.